El miércoles por la tarde recibo una llamada de trabajo; hay que tomar un avión a la madrugada siguiente con destino a Playa del Carmen. Se trata de una campaña de T.V para el candidato del PRI a la presidencia municipal. No traiciono mis principios, me digo, tengo colegiaturas pendientes que pagar. Acepto el proyecto.
Llegamos a Cancún a medio día, una camioneta nos lleva a todos a Playa del Carmen con una parada previa en Xcaret, después cuando estamos a punto de la hipoglucemia, nos llevan a comer.
Hacia las 3 de la tarde el calor y la humedad sobrepasaron los límites de toda tolerancia. Sin dudarlo las 3 mujeres del equipo nos metemos al baño del restaurante para cambiarnos de ropa. No hay manera de que los jeans se me despeguen de la piel, empapados de sudor; pero jalando y estirando lo consigo y me pongo lo que parece es una falda pero que en realidad es un pantalón cortito, como de tenista.
Al salir del baño, me topo de frente con el Director rodeado de los chicos de cámara.
Con los ojos brillándole me recorre palmo a palmo y a voz de cuello, como para que lo escuchen a 2 km de distancia, exclama a los gritos:
-¡Ay tú! Si hasta parece que se te olvido la falda ¿no? ¡Pero qué! ¿Vas a jugar tenis? ¿Así? ¡Ah! Y te salen los reveses, ¿no? ¡A ver, agachate para ver qué se te ve!
La burla y el dejo lascivo de su mirada no es tan molesto como el hecho de que me lo diga al amparo de los otros 4 que lo acompañan. Si está intentando hacerse el gracioso, la ausencia de risas indican todo lo contrario.
Despacio los recorro uno a uno con la mirada; 2 siguen perdidos en mis muslos y los otros 2 miran alternando, al suelo, al cielo y me esquivan visiblemente incómodos. Al director lo fijo un par de segundos, serena, hirviendo de rabia por dentro. Mi mentón se eleva alcanzando el ángulo donde convive con la altivez. Sin pronunciar palabra y con la gracia y el aplomo que me dieron los 13 años de practicar danza, giro en mi eje y me alejo.
Segura de su mirada que se pierde en mis corvas donde no dudo quisiera, con toda su maldita testosterona, empezar un recorrido con la lengua apuntando al norte.
Canalla. Putín. Machín. Patán.
Para que no digas que no comento en el blog. Verdaderamente disfruto tus textos, eres muy talentosa.
ResponderEliminarMuchas Gracias, por su nombre y sus halagos!!!
ResponderEliminarP: putn putin pero bien que miró tus muslos con deseos de que lo aprieten un dia de estos, sigue plis
ResponderEliminarLa carencia de sutileza suele estar a la orden del día, mi señorita.
ResponderEliminarNo hay que de que preocuparse si la que está al mando es usted en estas cuestiones.
¿O me equivoco?
Estimado A.
ResponderEliminarEstaré al mando, pronto.
Un abrazo