Después de varios años de conocernos, de ser colegas de trabajo y de comentar los chismes de quienes nos rodeaban sin ninguna culpa, descubrimos también que a las dos, nos escanta la pornografía y todo lo que tenga que ver con argumentos más bien “cerdos”. Compartíamos links de sitios XXX; alguna vez le mandé un par de videítos bajados de la red que por ahí oculté en mi compu.; nada como tener un compañero de equipo de juegos a escondidas. Pocas cosas saben mejor. Y no cualquier amiga comparte estos gustos “sucios”.
De ahí que se perfilara a ser la candidata ideal para asesorarme en la compra de un juguete nuevo; el anterior, –aparte de tener un aburridísimo color ocre (!?)- había dejado de funcionar. Supongo que el motorcito que hacía la gracia de hacerlo vibrar era de manufactura china.
Acordamos en encontrarnos a la hora de la comida en una de estas tiendas rosas, tan en boga en estos tiempos.
La vi recorrer segura con los ojos, esa variedad de modelos multicolores expuestos en los anaqueles. Experta como una marchanta en el mercado, tomaba un par los examinaba y los desechaba con la gracia de quien conoce el momento justo en que un melón está maduro y dulce. En dos segundos su mirada como de scanner ubicó lo que andaba buscando.
-es este- me dijo convencida- este es la onda mi Maja.
-¿este? ¿estás segura?- El Zorg23XXL que me había puesto entre las manos era por mucho, más largo que mi antebrazo. De ahí que lo mirara con un poco de desconfianza.
-sí Maja, ¿no ves que está buenísimo? mira, tiene un panel de 7 controles y el colibrí nena es importante, ¿aparte ya viste que tiene estos balines de acero para darte masaje?- de repente había pasado de doñita en el puesto de frutas a vendedor audaz y agresivo de automóviles deportivos. Me describía las características del producto como si me hablara de los caballos de fuerza de un motor 2.8
-¡ay Lau! no sé, yo me imaginaba un falito vibrador y contento no un aparato multifuncional, algo más fresa ¿no?
-¡no seas tonta, este es el bueno!- me lo quitó de las manos y continuó:- mira, ya cuando estás así, a punto, -y para ponerle énfasis al discurso empezó a contonearse como si le estuvieran dando choques eléctricos, -ya de plano cuando no puedas más- para entonces parecía poseída por Lucifer, epilepsia o un infarto, -pues le pones a todo y… y los clientes nos miraban queriéndose morir de risa y yo de un poco de pena, lo admito cobarde.
-¡ok basta! ¡lo compro! ¡me lo llevo! ¿me da uno de estos señorita?- le dije a la vendedora que de observar a Lau en acción, había pasado de la envidia a la admiración y por un pelo a reclutarla como jefa de ventas.
-Película no compres Maja, yo te traje una que está muy buena. -ni intención tenía, la verdad. El juguetito costaba una pequeña fortuna- el paquete de pilas sí me lo llevo señorita por favor.
Al despedirnos me iluminó con una de sus sonrisas generosas, socarrona.
-mañana me platicas como te fue, ¿eh?
P:
ResponderEliminarY como te fue?
Las palabras son mi lubricante.
ResponderEliminarA veces son mi carburante! ; )
ResponderEliminarBendito animal que somos y que además se puede reír..
ResponderEliminarChido relato Maja, me hizo vibrar, literalmente. @zal
@zal!
ResponderEliminarGracias! Yo también me reí!
JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA
ResponderEliminarME IMAGINO PERFECTO EL CUADRO, JAJAJAJAAJA
GENIAL. Y????????????