¿Te acuerdas
Maja, que te dije que me habían puesto a parir chayotes? Tú y la Jess. Por la
fiesta de disfraces, Maja. Porque no se me ocurría de qué podía disfrazarme y
también Majita porque me pareció ultra ridículo todo eso. Le di vueltas toda la
semana, hasta pensé en pedirle a alguna de mis sobrinitas, unas alas, así como
de Tinker Bell y tan tán. Una fiesta de disfraces, Maja. ¿A quién se le ocurre?
No querida, ni cómo invertirle al disfraz con lo precario de mi situación
económica de aquella época aciaga. ¿te acuerdas que me echaron de mi casa? La
depresión brutal que me dio porque tuve que regresar a la casa materna, con
todo y Majito. Mierda. En fin, no sé cómo, ese sábado, el día de la fiesta, me
acordé que en algún lugar, tenía un disfraz que había mandado a hacer, a la
medida, cuando una fiesta del Majito. Cuando cumplió 4 creo, y todavía estaba
en esa edad en que las Madres nos permitimos la condescendencia desbordada.
Cagado porque justo un año antes, me pidió disfrazarme de dragón y tuve que
rentar una botarga, que también me hicieron a la medida. Mamá dragón morado,
con unas pestañas largas y cursis. A mi amigo Jesis le fue mejor, le tocó de
Príncipe Valiente con capa y espada y toda la cosa. Las hazañas que hace una
por los hijos. Mierda.
Pues di con el disfraz, Maja, ahí estaba
adentro de una bolsa, dentro de una caja, dentro de un contenedor entre algunos
libros y el tostador de pan. Ni
siquiera me lo probé, lo dejé extendido sobre la cama y corrí al salón a
alaciarme el pelo. El disfraz no estaba como para los rizos Majita. Necesitaba
un cambio de pesonalidad…y así, vestida de súper heroína, corrí a casa del Pibe
que había quedado de visitarlo porque tenía mucho tiempo buscándome y, ya
sabes, ¿quién se niega a una tarde de mucho sexo y mota? No yo, por supuesto.
Si Wey, ya sé que llegué tarde a la fiesta, pero tampoco había llegado todo el
mundo, ¿eh? Me choca ese salón Maja, porque está mal iluminado y estuve a punto
de matarme a la entrada. El antifaz no me dejaba ver, los tacones muy altos,
los lentes de contacto que me sirven para un carajo. Aterricé en la mesa donde estaba la Jess, me acuerdo de su
atuendo de… ¿qué? La Bella creo, ¿no? La princesa del vestido amarillo. ¡Ja!
Después de eso, me encaminó a la mesa donde estabas tú. Había otras dos chavas
pero no me acuerdo quienes eran, lo qué si tengo tan presente, fue que una de
ellas, cuando nos saludamos me dijo, ¡hueles increíble! Y claro Maja, me rocié
toda la loción del Pibe en el pelo porque oler a una tarde de sexo está bueno,
y hasta pone, pero oler a mota ¿yo, tan Maja? pues no. ¡Ja! Llegué todavía
medio pacheca Maja y se me notaba, la sonrisa de oreja a oreja partiéndome la
cara. Bien lindas las de la mesa que me dijeron todas casi a los gritos: !Te
ves increíble! y yo que me sentía medio ridícula porque sólo una de ellas se
había disfrazado también.
Bueno pues no
sé si tú lo dijiste o alguien en la mesa, lo que sí me acuerdo, es que empecé a
temblar como gelatina cuando escuché, ¿ya vieron quién llegó? Si Maja, se
referían a la alta y guapa productora de radio y no me la acabé cuando la vi
sentarse en la misma mesa, justo enfrente de mi. Llegó acompañada de esa amiga
grandota que tiene, que tampoco disimuló lo galletona cuando también me dijo
que mi perfume –el de El Pibe- olía maravilloso. ¡Jajaja!
Ay si, Majita,
me puse súper nerviosa. Creo que me quite el antifaz porque quería que la guapa
me reconociera. A ver, párate, me dijo. Y yo tan obediente, me puse de pie y
giré para que me admirara y sobre todo para escuchar de sus labios decirme: ¡te
ves increíble! Me sentí hasta soñada, Majita. Después de la tarde de sexo y
drogas me sentía con el valor suficiente como para provocar un acercamiento, sólo
que no encontraba el momento, Majita. Porque la guapa y la amiga no dejaban sus
Black Berry y me sentía bastante idiota queriendo arrebatarles la atención del
Tuiter, Maja. En las fiestas, como en los conciertos, debería estar prohibido
tuitear o el Facebook, o el aparatito de mierda. En fin, el caso es que no sé
como, terminé sentada a su lado y en algún momento, muy atrevida yo, me quite
el antifaz y se lo puse con mis manitas. !Ajá! lo tuvo puesto un ratín, medio
haciendo bizcos pero, !ya me pelaba Maja! No sé que ocurrencia me saqué de la manga, que le platiqué la
escena de una película de una mujer violada y asesinada de asfixia, tirada en
el suelo de una cocina. Mierda. Yo ligando. Pero qué tal que ella también había
visto esa peli y así conseguí su atención un ratito más. Luego, otra vez su Black
Berry y yo callada, mirándola sin saber cómo mierda competir. De otra mesa me
echaron grito, que para la foto Maja, ¿te acuerdas? ¡Uy! Por ahí la tengo, me
encantaría postearla en el blog, total estoy disfrazada. ¿no? Bueno pues me
levanté, saludé a las amigas de la otra mesa, a Lola la actriz que llegó con
lonchera y peluche, ¿te acuerdas? Y nos tomaron la foto y luego Pablito
ofreciendo maldad. Si Maja, volví a fumar y cuando regresé a mi silla, al lado
de la guapa, estaba sedienta, si Majita, por la mota. ¿Porqué no bebes algo? me
preguntó y me acuerdo que la hice reír cuando le contesté que no bebía nada
porque si me daban ganas de ir a orinar, iba a tener que dislocarme un hombro
para quitarme el disfraz.
Y así
seguimos, yo toda sonrisas y ella todo Black Berry cuando llegó la Riva a la
mesa y me abrazó tan brusca que me caí de la silla. ¡Un papelón! Parecía que me
caía de borracha y no era eso, ¿no? y luego me sentí patética y me levanté a
bailar y a la piñata porque tenía el azúcar en menos tres y empecé a sentirme
re mal, Maja. Así que corrí a la pista por dulces y luego creo que me dio pena
regresar a la mesa, que ya estaba atiborrada de todo el club de las galletonas.
Me quedé en el escaloncito del estrado, con Lola. ¿te acuerdas?
Si Maja, me
ganaron la silla y ya no supe que hacer.