Aparece con la cara brillándole en sudor, no escurriendo. Sonrío, se inclina a besarme la mejilla. Está agitado y resuella pero se ve calmo, serio. Suelta una carcajada apenas se sienta. El encuentro inicia con una risotada pegajosa. Bien.
Me dice que me veo linda, me halaga y lo repite en varias ocasiones durante la cena; también llevo 2 copas de vino así que tengo colgada la luna en la cara y sonrío a diestra y siniestra. Me platica un montón de su trabajo y por esta vez evita hablar de la hijita y su esposa. Bien. No resiste sin embargo intentar hacerme partícipe de su agobio y me platica de su hijo adolescente, proclive a la onda del Piercing y con claras tendencias de Emo; tomo partido por el hijo y lo defiendo acalorada.
Salimos, y mientras esperamos el coche me pasa un brazo por lo hombros y me besa. Delicado, tierno. Me gusta.
Enciendo la marcha, me ajusto el cinturón y lo miro gentil y sonriente:
-¿Qué hacemos ahora?
-Lo que quieras Preciosa – me mira. Lo miro.
Adivina que su respuesta suena un poco estúpida. Lo intenta de nuevo –Sólo quiero estar contigo, bailar contigo, escuchar música. Estar solos.
-¿Vamos de antro? -pregunto en tono de broma mientras enfilo mi coche hacia ninguna parte. Podría dirigirme hacia Tlalpan para recorrer esos hoteles re cutres que solían gustarme tanto y elegir uno digno y con buena pinta. El decorado escueto, el olor a desinfectante, las manchas perennes en las alfombras y una afanadora quien desde un rincón espera a que acabe el amor para desinfectar sus restos. Luego me veo a mi misma, en un rato, buscando mi ropa interior entre un revoltijo de sábanas y un arete desaparecido, con la madrugada encima. Manejar hasta mi cama, con sueño. Ni loca.
La brújula ya no apunta hacia un norte desconocido, tomo Insugentes sur hacia mi casa.
Al norte reconocido.
ResponderEliminarP:
ResponderEliminarGuauuu me dejaste con la boca abierta, escribe la 3a parte, soy tu fan querida Maja.