viernes, 8 de octubre de 2010

El Pibe: Mensajes.



Antes de llegar a mi casa, después de aquella tarde de besos, El Pibe me manda un mensaje que dice: “Gracias por una excitante tarde. ¿Cuándo te veo de nuevo?”

Respondo con vaguedad cualquier cosa. “La semana próxima, si puedes”. En realidad, confío en que, como  otras veces,  se vea inmerso en un mar de trabajo, que esté tan ocupado que se le olvide pronto. No tengo apuro por otra sesión de besos. Aunque sean esos besos.

Antes de esta ocasión, lo ví alguna otra tarde de besos, el año pasado. Y la anterior, más de 365 días atrás. Con El Pibe tengo una historia desde hace un rato.

Los días pasan y los mensajes siguen:

“Te extraño Bombón”

“¿Hoy podés?”

“Te quiero encima de mí”

Y el juego comienza.

Respondo a algunos: Qué ganas de bailarte encima. También te extraño. Tal vez la siguiente semana. Si no respondo, sé que en cualquier momento llamará. A veces contesto, a veces no.

El Pibe insiste, no se cansa, hasta se atreve.

“¿Nos vemos hoy?”

“Qué ganas de tenerte”

“Quiero hacerte venir con la lengua”

“Uy! Me gusta como suena eso; tu lengua en mi piel”

“Quiero penetrarte toda”

“Quiero lamerte toda”

No. Sus mensajes no me prenden, pero me hacen sonreir. Empiezo a encontrarlo divertido. Nunca antes hizo algo así, esta demostración de constancia. ¡Ja! Y todo parece indicar que me ha convencido. Estoy de camino a su casa. Y a su cama.

Los frutos de la perseverancia.

Hoy quiero.