jueves, 20 de mayo de 2010

La Actricita Pettitte: Lo que dice la Güera.

-       Te gustó.
-       No. Si. No sé amiga, me gustó el gesto.
-       El gesto…
-       La delicadeza, el modo sutil. La puerta entreabierta que sugiere apenas… No sé Güera, creo que solo una mujer puede ser capaz de algo así, de un gesto así. 
-       Pero no es la primera vez que una lesbiana trata de ligarte, amiga.
-       Ajá. Pero por lo general las galletonas creen que para ligarse a una buga como yo hay que ponerse el traje del Machín Patán y hacer y decir cosas grotescas. Los hombres ya ni eso. Se conforman con no hacer nada.

-       Los hombres están en el hoyo Maja.

-       ¿te acuerdas del ultimo hombre que te ligó o te sedujo como Dios manda?
-       No.

-       Yo tampoco. Están en el hoyo. El caso es que aparte de la actricita pettitte, sólo la guaparubia y exitosa productora de Radio también fue capaz de un gesto de ese calibre.  Estaba en la boda por cierto.
-       Ah. Y te besó también…

-       No. Pero el día que la conocí en el antrín este gay, ya a la hora de la despedida se acercó a la mesa donde yo estaba. Me rozó apenas el pómulo con los labios y con las yemas de los dedos me dibujó una caricia así como al vuelo, imperceptible casi, precisa, llena de intención supongo. Y claro, acostumbrada a este modo chilango ordinario, donde un beso va al aire y a veces ni eso, pues esta mujer me pareció exquisita. “No te vayas” me dieron ganas de decirle.

-       Y la vas a ver, supongo.

-       ¿a la actricita?
-      
-       Pues es que no sé como se llama, amiga. Y no tengo su número. Ella tiene el mio.
-       Le vas a romper el corazón amiga.
-       ¿tu crees?

miércoles, 19 de mayo de 2010

La Actricita Pettitte: La Boda de mi mejor amiga. (y2)

No termino de sentarme cuando la chica me pasa un brazo por los hombros y con una sonrisa grande y celular en ristre, guarda mi número en la memoria de su teléfono. Parlanchina y desenvuelta, me platica que es actriz o que estudia en el CUT. Y hay mucho en su gesto que indica que me está ligando, eso creo, aunque la borrachera y el estruendo de la música me tienen un poco aletargada.
Me jala suavemente del brazo y me invita a bailar y bailamos así, en pareja. La miro con atención y descubro que es pequeñita. calculo veloz la diferencia entre mis tacones altísimos y sus botines casi planos e imagino que aún descalzas, soy más alta. Tal vez no mucho porque yo misma soy pettitte, pero lo suficiente como para sentirme Nicole Kidman. Buenísimo. La cosa se complica a la hora de girar porque su antebrazo choca torpe con mi coronilla, todo el tiempo. Me divierte.

De regreso en la mesa apuro lo que me queda del tequila y me pierdo un rato en sus ojos oscuros y brillantes. Habla muchísimo recuerdo, pero no entiendo muy bien de que. Le parezco mucho más jóven de lo que en realidad soy. Me da la impresión de que no llega a los 30, 27 tal vez.

“Te invito a otra fiesta” me dice. Declino la oferta gentil. “No puedo, es la boda de mi mejor amiga” “Es que tengo ganas de seguir platicando contigo … y es que me caes muy bien y …. “¿para besarte? Digo yo en un impulso que quién sabe de donde me sale. “¿Qué?” balbucea. “Me oiste” respondo con el esbozo de una sonrisa socarrona. “¿Qué?” repite de nuevo. “Me escuchaste” “Es que.. quiero que me lo digas otra vez”
“Para besarte” remato de nuevo y giro la cabeza huyendo de esa mirada de terciopelo todavía sorprendida. Cuando mis ojos la buscan de nuevo, me encuentro sus labios a centímetros de mi boca. Los apoya francos un instante apenas, una milésima de segundo.

Me regala una sonrisa que brilla y la veo levantarse, alejarse sin voltear hacia atrás, donde me ha dejado balbuceando… sorprendida, muy agradablemente sorprendida.

martes, 18 de mayo de 2010

La Actricita Pettitte: La Boda de mi mejor amiga. (1)

Para mi Maja y la Jess.
A quienes deseo que la pasión las encamine el tiempo de su amor.



Y llego tarde a la boda de mi mejor amiga; por lo visto me perdí la ceremonia y el intercambio de votos o sello del compromiso. Con la cara en el piso por la vergüenza me acerco a la mesa a felicitar a la bella y feliz pareja. Y desde ahí veo a Cris y su marido que me hacen señas desde el fondo del salón, al lado de la pista.

En ese momento la música invita al baile y las novias abren pista. Mi Maja en un vestido negro de corte imperio y de una tela tan sutíl que parece envolverla en un sueño, la Jess en un largo y ceñido vestido rojo, con un escote profundo en la espalda. Las dos tan altas y erguidas como 2 yeguas finas.

La mirada de ensoñación del marido de Cris tiene un momento lúcido solo para exclamar: “Son como Top Models, ¿verdad?” y volverse a perder en la belleza imposible de estas dos mujeres que se aman.

Pasado un primer tequila y la mitad del segundo, Cris y yo también nos levantamos a bailar; para mi alivio, el repertorio de animales no ha salido y giramos al ritmo de Selena, Tito el Bambino, Elvis Crespo.

Inevitable el tema ese de la Vaca; me veo obligada a sentarme de nuevo y a disfrutar desde ahí como la novia del vestido rojo desafía al rumiante y a los demás con la gracia y la estampa de una novillera con ganas de triunfo.

La mesa que comparto está justo debajo de la bocina y hace imposible la conversación, si se puede decir eso de las frases lanzadas a gritos que superan por muy poco los decibeles de la música y que empiezan a lastimarme los oidos. El tequila resulta absolutamente paliativo.

La pareja de la mesa de enfrente lleva un buen rato bailando, él parece competidor en concurso. “Claro” me dice Cris, “te juro que es gay”. La chica que lo acompaña lo hace con tal desparpajo que el marido de Cris no resiste y la felicita a su paso de regreso a la mesa.

Tiempo después mis amigos se despiden y me abandonan. Para entonces ya estoy borracha –aunque no se me nota- y me pongo a pensar en cuanto tiempo debo dejar pasar para retirarme cuando la chica de enfrente agita ambos brazos para llamar mi atención, yo, ante la duda miro atrás y como no hay nadie y parece que es a mi a quien se dirije, le sonrío.
“¡Ven a sentarte conmigo!” grita.

Y me levanto de mi lugar para ocupar la silla a su lado.