viernes, 25 de febrero de 2011

El cumpleaños de mi Maja: (1)


     


     A pesar de que es un poco tarde, el antro gay  que es donde hoy se festeja a Mi Maja, dista mucho de lucir abarrotado; más lleno que vacío eso si y con caras que reconozco con facilidad. He venido muchas veces y puedo recorrerlo con la familiaridad de un parroquiano. Rodeo mesas y grupos saludando gente –en su mayoría chicas-, mientras busco a mi amiga para abrazarla y felicitarla. A su lado, su mujer, esa Jess que siempre parece salpicada de una lluvia de fuegos artificiales y cuyo sentido del humor, que se columpia entre la ironía y lo macabro, me hace sentir bienvenida siempre. Pasada la formalidad y el afecto del saludo, dejo que la festejada se pierda por ahí rodeada de las amigas y amigos que han venido a celebrar.

Me encamino a la barra, dibujando zetas con los pies. Mierda, estoy molida y de un humor obscuro todavía. Sin dudar, sintiéndome ruda como en cantina del viejo oeste, le pido al cantinero un redbull, derecho y pagado al acto. Sin manera de anticipar lo equivocado de mi elección, me lo bebo en tres sorbos gigantes con la esperanza de que me regrese la energía al cuerpo y el calor al alma. Por lo menos ya no bostezo.

Una vez más, mis ojos pasean por el sitio, con la pequeña ilusión de toparme con la guapa y alta productora de radio, con quien nunca he platicado pero que siempre que coincidimos me coquetea con ese estilo elegante de dama espigada que tiene. No la veo.

El mal humor resultado del sexto juego no se desvanece aún y por un momento recapitulo en que lo sensato que habría sido pedir 3 tequilas al hilo y no la infusión esa que me tiene tiesa. Como sin gracia, como títere al que le han cortado los hilos.

El dicho de una conocida confirma mis temores:
-¿Qué te pasó Maja?, tu que siempre vienes con falda y tacones y estilo.

Me acaba de sepultar. Mierda. ¿Tan mal me veo?

Pero la sonrisa de autómata no me abandona la cara; salpico un poco de plática por aquí y saludo a otros y otras por allá. Me siento como un robot oxidado. Resignada y aburrida, me dejo caer sobre un sillón de frente al muro. Y frente a mi se desparrama Lola una bellísima actriz morena, derrochando gracia y simpatía. Echa un vistazo y declara resignada:

-¡Las mismas caras de siempre Maja! Yo que venía con la ilusión de ligarme a una guapa.
-Si, -respondo sonriendo- las mismas de siempre, querida.

-¿Cómo es que no hay una cara nueva? –me encojo de hombros.

-Bueno si hay- me dice al tiempo que su mirada se pierde detrás de mi hombro.

Giro la cabeza y sus ojos me llevan a un cuerpo de espaldas en unos jeans holgados y una chaqueta de cuero de corte masculino. Descubro una cabeza de pelos muy cortos rubios y peinados hacia arriba, en un estilo casi Punk o soft Punk.

-¿Quién es? -Pregunto con el dejo de indiferencia en que me tiene sumida la bebida energizante.

-Es actriz. ¿No la reconoces? Bueno, se cortó el pelo. –Me dice su nombre y giro de nuevo la cabeza para tratar de enfocar mejor la silueta de la actriz famosa que todo el mundo conoce, hasta yo.

- ¿Y? ¿Porqué no te la ligas? -Le pregunto a la actriz morena.

-Eso no se me da Maja. No sé ligar, a mi me gusta que me liguen.

A mi también me gusta que me liguen, pienso

Las dos seguimos observando la espalda de la actriz rubia que no ha dejado la barra y que tampoco se ha girado para verle el rostro. A esta distancia y con mi astigmatismo de todos modos no podría distinguirle las facciones.

-Es que no sabes Maja…

-¿Qué?

-Se dice que es una diosa en la cama. De fama legendaria.


Cama… Diosa…



No lo puedo evitar. Por más que trato de permanecer impávida y cool, mis cejas dibujan un arco en mi frente en un gesto de franca curiosidad.

jueves, 24 de febrero de 2011

El juego de Beis



     Desde que empezó la primavera yo ya soñaba con este otoño idílico. Alimenté la esperanza al paso de los meses y el verano entero, y con el repaso de cada estadística, promedio de bateo y posible rotación abridora. Le dediqué horas a cada entrada, a cada lanzamiento y leí puntual a cada analista experto que pudiese despejar cualquier incertidumbre. Una vez más, mi equipo alcanzó la post temporada y después de una serie de división ganada en tres juegos al hilo sin ver derrota, con ligereza y arrogancia, restan 7 juegos –o menos-, para la gloria de otra Serie Mundial. Y yo me he preparado con esmero para la grandeza.

El béisbol me gusta tanto que cualquier cosa y todo lo demás, deja de ser importante. Las tribulaciones del diario pasan directo al sótano en mi torre alta de prioridades.. En esta semana clave de Serie de Campeonato, me olvido de los catres y los AguasFuegosTierrasAires que no han aparecido en mi vida. Desecho a Muy Lindo y su ñoñez sin remedio, a Machín Patán y sus ricitos cobardes,  a El Pibe y su sonrisa de gato de Cheshire, y que sin embargo empiezo a echar de menos.

 Envuelta en una laxitud que mi madre juzga exasperante, el Majito a sus anchas sabe que puede trasnochar, comer encima de mi cama y transgredir las reglas más esenciales de nuestra convivencia juntos; puede, con la mano en la cintura, brincarse el baño y hasta la escuela si el juego da para extrainnings y el desvelo sea tal, que me haga sentir una mala madre por no respetarle las horas de sueño necesarias para su buen crecer. Incluso él mismo se comporta generoso e indulgente conmigo. Renuncia de buen grado a los programas que le gustan en la tele y memoriza bañado de mi pasión, el line up del equipo contrincante. La alineación de los nuestros la tenemos tatuada en la piel gracias al fervor de los 162 partidos y sus entradas, jugados en la temporada regular.

Para este goce total y desvariado de la post temporada, he tomado ciertas providencias; empiezo a trabajar más temprano cada mañana e incluso he adelantado trabajo en horas robadas al  fin de semana. El esfuerzo lo vale, el beis lo vale. Todo se reduce a esto, que no es poco. Otra Serie de Campeonato.

 Dos minutos antes de que den las seis de la tarde, cierro mi compu y me encamino a la pantalla; El Majito tiene ya dispuesta la botana: cacahuates, palomitas, salchichas cocktail con limón y tajín, y por lo menos 4 cervezas heladas en una cubetita con hielo. El ambiente de una cantina, pero mejor. Contundente y resuelto afirma que nuestro abridor para este juego, se ve mejor que nunca. Su argumento irrebatible al compás de los saltos de cabra loca sobre el sofá; me enseña su mecánica de lanzamiento para un slider, curva, cambio de velocidad y una recta contundente de 4 costuras. Y hasta de tres Ma’, me dice el Majito que acaba de inventar ese lanzamiento. Lo miro completamente embobada, me regodeo sola en la fantasía y vislumbro a este peloterito uniformado a rayas disparando rectas con su bracito largo y perfecto. Una vocecita dentro de mi cabeza me recrimina un poco: Mira en lo que has convertido al muchachito.

Hijo de Tigre.

Lo cierto es que desde el  primer juego, el sábado pasado, después de remontar en la octava una desventaja de 5 carreras y con una victoria desbordando adrenalina salpicada de azar, los juegos subsecuentes han sido un sendero cuesta abajo. Texas ganó 3 al hilo, el del miércoles nosotros con el lanzador en la lomita, si no inspirado, al menos efectivo . El de hoy, el juego 6, es decisivo. Si mi equipo no gana, se avecina un largo periodo de duelo, de estiaje, de meses sin beis; la espera eterna hasta la siguiente primavera, al 31 de Marzo del 2011; tan lejano, tan borroso. Qué desdicha.

Pareciera que este encuentro se decide desde la segunda entrada; la orden desde la cueva para una base por bolas intencional, el desacato del lanzador quien literalmente la avienta descuidado a metros de distancia del guante del receptor, por encima de la cabeza del Umpire. El jugador que desde la intermedia avanza hasta la antesala. No ha cruzado el plato y ya es la carrera que les asegura la victoria, el pase a la Serie Mundial. La frase reza: Esto no se acaba hasta que se acaba. Mierda, es que ya acabó.


Ni siquiera me quedo a ver la séptima, la fatídica. El juego está perdido desde hace rato y no ya no tengo ánimos de llegar hasta la novena. Regreso a mi compu hecha una furia. Mi asistente pregunta por el marcador, ladro como pitbull con rabia, echando espuma por las fauces. Le echo un vistazo al documental de la Revolución cuyo proceso de trabajo se ha convertido en una pesadilla. Pego dos secuencias, recorto un poco lo que me parece muy largo. Por dentro puteo al mundo y a todos los jugadores de beis que me vienen a la cabeza. En la tormenta furiosa de mi mente, atrás de tantos rayos y centellas, aparece como un recordatorio la sonrisa desparpajada de Mi Maja. Hoy es su fiesta de cumpleaños y no puedo faltar.


Encabronada y sombría escojo cualquier cosa del armario, ni siquiera me veo al espejo. Salgo corriendo a celebrar, del peor humor y con el cansancio instalado en los huesos. Es viernes en la noche. El otoño está a la vuelta de la esquina y yo me siento la viudita del Rey, ese de los deportes.

miércoles, 23 de febrero de 2011

Certezas del Tarot: Recibo un mail


Estimada Señorita Maja,


Lamentamos mucho tener que informarle que ante su negativa de aceptar el incremento del alquiler del predio ubicado en … …
nos vemos en la necesidad de pedirle lo desocupe en un lapso de 60 días a partir de la fecha.

Agradecemos la atención a la presente.




***


En mi cuadernito escribí “Un posible cambio de casa” al lado del supuesto período de mucha armonía y tantos catres a la vista en mi horizonte licencioso.

Un posible cambio de casa. Lo escribí. ¿Qué va de esa línea que hasta romántica se escucha a, me echan de mi casa a patadas, con todo y Majito?

¿Qué mierda es esta? Lo que no sabe esa del Tarot, es que me siento con ganas de ir a incendiarle la casa y echarle las cartas al excusado. Estoy furiosa, por supuesto.