miércoles, 31 de octubre de 2012

Mi Maja: De la mesa 15 al Bengala (1)


Me siento en una de las 10 sillas de una mesa casi vacía; digo casi porque las únicas presentes son dos guapas. Saludo cortésmente y busco con la vista al Majito que se quedó en alguna mesa, saludando a los novios que en breve serán esposos. 

Las bodas me chocan, las multitudes me aterran y el hecho de tener que socializar con dos desconocidas me resulta escalofriante. Soy tímida y cuando no tengo más remedio, -como en este momento-, hago un esfuerzo titánico para romper el hielo. Por si no bastara, no me siento bien. Con apenas dos horas de sueño y el cuerpo que se duele cada vez que respiro, me acuerdo de anoche y todas las horas que me pasé enredada en otro cuerpo, revolcándome. (Pero este es tema para otra entrada. Dejemos al amante en el anonimato, de momento.)

Así que las miro. Ambas guapas pero una, lo es mucho más. La muy guapa usa un vestido ceñido al cuerpo, strapless, color berenjena. Le sienta fatal porque es de caderas olímpicas pero le sienta muy bien a ese par de tetas apretadas que se asoman veleidosas por encima de las varillas. Me escandalizo. ¿Porqué mi vista parece estar imantada a esa parte de su cuerpo?

La cara hermosa, como de muñeca en vitrina, realmente linda, armoniosa. Ojos obscuros y el pelo como un nogal, oscuro también y largo. Intento iniciar la plática pero ambas están concentradas en sus celulares. Tuitean, “facebookean”, o se hacen pendejas pasando el tiempo, hasta que empiece la ceremonia civil y tengan que prestar atención al entorno, que me incluye, ¿no? desisto por supuesto. Me siento un poco patética. Y yo tan linda en mi vestidito de cocktail…

Me miran y sonríen y ninguna frase genial se me ocurre; de soslayo, mi vista se estaciona por más tiempo del necesario en ese par de tetas magníficas. El Majito aterriza a mi lado y algo dentro de mi, se relaja. Puesta toda mi atención en mi crío, que generosamente accedió a acompañarme, me pregunta cada dos minutos que a qué hora empieza la música. “Pero se escucha música mi amor”, “No Ma’ la de bailar”.

La ceremonia civil está por comenzar y con un vistazo otra vez, a las tetas de la muñeca, nos ponemos todos de pie para celebrar el enlace.

Después del brindis y los buenos deseos se abre la pista. Y lo que suena primero es esa cumbia simpática que dice: “Procura coquetearme más, y no respondo de lo que te haré.” El Majito no se arredra y me arrastra hacia la multitud. Bailamos divertidos. Yo, un poco torpe porque bailar cumbias en pareja no se me da y para el Rock and Roll estoy bastante negada. Pero aún así bailamos durante horas casi todo el repertorio. Regresamos un momento a nuestra mesa, la 15, que ahora luce abandonada. De las guapas, ni su rastro. Se veía a leguas que tampoco lo estaban pasando muy bien.

Yo miro con paciencia que las manecillas del reloj se columpien y llegue la hora de retirarnos, porque más tarde tengo otro festejo, el de mi Maja que festeja esta noche su cumple y quien me ha prometido diversión, irreverencia, algo de desacato y con un golpe de suerte, presentarme a una guapa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario