miércoles, 28 de julio de 2010

El Ingeniero hoy día: La Cena


Aparece con la cara brillándole en sudor, no escurriendo. Sonrío, se inclina a besarme la mejilla. Está agitado y resuella pero se ve calmo, serio. Suelta una carcajada apenas se sienta. El encuentro inicia con una risotada pegajosa. Bien.

Me dice que me veo linda, me halaga y lo repite en varias ocasiones durante la cena; también llevo 2 copas de vino así que tengo colgada la luna en la cara y sonrío a diestra y siniestra. Me platica un montón de su trabajo y por esta vez evita hablar de la hijita y su esposa. Bien. No resiste sin embargo intentar hacerme partícipe de su agobio y me platica de su hijo adolescente, proclive a la onda del Piercing y con claras tendencias de Emo; tomo partido por el hijo y lo defiendo acalorada.


Salimos, y mientras esperamos el coche me pasa un brazo por lo hombros y me besa. Delicado, tierno. Me gusta.

Enciendo la marcha, me ajusto el cinturón y  lo miro gentil y sonriente:

-¿Qué hacemos ahora?

-Lo que quieras Preciosa – me mira. Lo miro.

Adivina que su respuesta suena un poco estúpida. Lo intenta de nuevo –Sólo quiero estar contigo, bailar contigo, escuchar música. Estar solos.


-¿Vamos de antro? -pregunto en tono de broma mientras enfilo mi coche hacia ninguna parte. Podría dirigirme hacia Tlalpan para recorrer esos hoteles re cutres que  solían gustarme tanto y elegir uno digno y con buena pinta. El decorado escueto, el olor a desinfectante, las manchas perennes en las alfombras y una afanadora quien  desde un rincón espera a que acabe el amor para desinfectar sus restos. Luego me veo a mi misma, en un rato, buscando mi ropa interior entre un revoltijo de sábanas y un arete desaparecido, con la madrugada encima. Manejar hasta mi cama, con sueño. Ni loca.


La brújula ya no apunta hacia un norte desconocido, tomo Insugentes sur hacia mi casa.

2 comentarios: