miércoles, 8 de diciembre de 2010

Muy Lindo: Domingo. Café con mi amiga La Güera

-¿Y?

-¡Muy lindo Güera!

-¿Muy lindo qué?

-Coge muy lindo.

-¿Cómo?

-Pues así Güera. Divino. Treintañerito. Con ímpetu, sin miedo. Atrevido, nada tímido… Me encantó.

-¿Cómo es?

-¿Muy Lindo?

-Si. ¿Guapo?

-¿Sabes que no? Feo más bien.  Pero de esos feos, amiga, que no tienen problemas de autoestima; lo cual lo hace un guapo. Es como exótico, de un físico poco común. Lindo, lindo, lindo…

-¿Y?

-Imagínate que se la chupé horas, amiga.

-¿Qué?

-¿La verga linda?

-¡Soez!

-Prosaica

-Cerda.

-Pelada.

-Qué fuerte Maja. Estableciste un lazo íntimo, amiga.

-¿Cómo? ¿Ya me enamoré de plano?

-Tarada.

-Medio puerca, más bien.

-¿Y?

-La tiene linda, Güera. Hasta en eso me gustó.

-…

-Ok. Está peludo

-…

-Ok. Estoy adolorida.

-…

-Ok. Güera. Tengo la pucha adolorida.

-Jajajajajaja

-Tarada

-…

-Punto para los depilados, Güera. ¿Contenta?

-Si Maja. Una verga debe estar depilada.

-Aunque se vea fatal…

-Depilada.

-¡Ja!

-¿Y?

-Y… ¿qué?

-¿Lo vas a volver a ver?

-Espero que si. Me encantaría enamorarme.

-Pero…

-Muy joven, muy ñoño. Muy Lindo.

-…

-…
-¿Oye?

-¿Qué?

-¿Y El Pibe?

-Desaparecido.

-Todos son iguales amiga.

-Me cogió y se esfumó. Así nomás.

-Patanes de mierda.


Nuestras carcajadas se escuchan por todo el lugar. Nos miran de todas esas mesas que están ocupadas de parejas jovenes, familias lindas y perritos bien educados sentados muy derechitos. Nuestra última carcajada estridente se desvanece en el aire.

Enfrente de nosotros camina por el corredor un señor bien vestido. Foulard al cuello, Blazer azul marino, pantalones beige y unos mocasines a tono con su atuendo. Un bombón de revista con el cuello de la camisa tan almidonado como su mirada tiesa.

Detrás de él, camina su familia. Su esposa que parece que no se ha pasado un cepillo en días y que su atuendo, da la impresión, es el único posible. Desvencijada y olvidada, empuja una carriola último modelo con un bebé adentro, carga en un brazo y apoyada en la cadera a una pequeñita bien vestida y de bucles perfectos, y apura a su hijo mayor, otra monadita de 8 años, que ya es una calca del padre –de tan guapo y saludable- y que se ha quedado rezagado. El apuesto marido, tan erguido y ausente ni siquiera parece darse cuenta que atrás de él camina desarbolada  la mujer que parece le ha entregado la vida entera y que sin ayuda, hace malabares sin perder de vista a ninguno de sus bolos.


-Están en el Hoyo, Maja. –Suspira mi amiga sin ánimos de reir.

-Algunos Güera. –digo sonriendo, al tiempo que apuro el último sorbo de un espresso amargo y dulce como esa mujer que mira perdida hacia ninguna parte.

 A mi cel. acaba de llegar un mensaje. Es El Pibe.

Y leo en voz alta:

“Hola Bombón. Quiero verte. ¿Cuándo podés?”

2 comentarios:

  1. Esta muy divertido Maja, me reí mucho al recordar nuestra plática

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  2. Güera!
    Apareces para demostrar que no eres un personaje ficticio de mi mente retorcida!

    Jajajaja

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