lunes, 12 de noviembre de 2012

Mi Maja: La Amistad.


Leo en un texto de Bolaño que uno está preparado para la amistad, no para los amigos. Más adelante nos dice que la amistad es como la silueta de un dinosaurio que atraviesa un pantano y añade: son raros los amigos: desaparecen.

Es verdad, yo soy una amiga con tendencias a desaparecer y a aparecer. En los dos últimos años mi Maja y yo, nos hemos visto más bien poco; en las ocasiones especiales de los cumpleaños por ejemplo. Recuerdo el de la Jess (su ex) porque para variar hice un papelón con la alta y guapa productora de radio. Faltaba más, tenía que estar justo ella en la escena.

Creo también que a pesar de la distancia y el tiempo, nuestra amistad sigue tan firme y tan estrecha como en los primeros tiempos. Nos habíamos conocido apenas, cuando una tarde, recién terminado y entregado un proyecto, nos instalamos en un bar y después de un par de Martinis me acuerdo, fue la primera persona a la que le conté que había tomado a mi Majito en brazos y había abandonado para siempre “el hogar conyugal”. Alguna otra vez, la acompañe toda la noche en una búsqueda infructuosa de una novia que la traía de cabeza; habían peleado y mientras ella esperaba en el coche, yo entraba y salía de cada uno de los antros Gay de esta ciudad. También me hizo redactar la carta del adiós para la susodicha; ella sólo añadió un par de palabras altisonantes al texto amoroso y rencoroso.

Puede ser que la amistad sea una cosa rara y pantanosa y con dinosaurios como dice Bolaño, pero es fundamental. Para mi, es también vital. Así que dejo de darle vueltas a las mil anécdotas que tenemos en común, y espero frente a su puerta a que me abra.

Porque hoy vengo a decirle que yo NO besé a su novia endemoniada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario