jueves, 30 de septiembre de 2010

El Pibe: Un mes atrás (y2)


La tarde anuncia una tormenta.

El Pibe jadea, me acosa con su cuerpo, me tiene atrapada en su boca.

No entiende porqué me quiero ir. No entiende cómo es que mi mente se resiste a la idea de terminar en su cama, porque mi cuerpo en sus manos es arcilla que arde.

Me aparto de su boca y sus caricias, se me acabó este recreo. Mi tarde de besos.

Insiste, me pide que me quede, me quiere llevar a su cama.

Mierda. Pienso rápido en cualquier excusa: La lluvia, el tráfico, alguna junta en Santa Fe. Hoy sin embargo, mi mejor excusa es la verdad.

-Hoy me bajó, Pibe. No tengo ganas de dejar todo manchado.

Mierda. No es que ya no me guste, es que mi cuerpo quedó empalagado del suyo y no, no tengo intención de terminar en su cama. Hoy no, tal vez ya nunca. Lo que me hace sentir muy mal es que lo quiero, me gusta a rabiar y es mi amigo; y no soy capaz de decirle que ya no me gusta, que se me extinguió el deseo o que me aburrí de coger con él. Suena fatal eso. No me atrevería a decirlo. Nunca. Mierda.


Me acompaña hasta mi auto, me despide con una sonrisa. Me pide vernos pronto de nuevo. ¡Claro! Avísame cuando tengas un buen rato libre.

No me siento mal por mentirle. Lo único que quiero es llegar antes de que la lluvia provoque el colapso. A la mitad del camino mi tarde con El Pibe ya es pasado. 

Ni siquiera me pregunto cuándo lo veré de nuevo.

3 comentarios:

  1. Que complejo. Vaya misterio indescifrable que son para nosotros. Espero que Pibe tenga todo esto en una prioridad similar a la tuya.

    ¡Abrazos Maja!

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  2. 0_0 caray, que giro inesperado. El deseo y los sentimientos son cosas muy distintas. ¿Cómo no herir con la verdad?

    Saludos

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  3. @Vincent y @Sofía:

    Esas veces en que ni siquiera una entiende!

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