martes, 30 de noviembre de 2010

Muy Lindo: De besos y café.



Pasamos las horas que le quedan a la tarde en una terraza interior de un lugar divino en Francisco Sosa. Yo pido un cappuccino, él se toma dos espressos. La charla gira en torno a temas comunes, osea, trabajo y el medio que nos es común. Alucino un poco hablar de eso pero no hay de otra, lo conozco muy poco en realidad y no soy de las que dispara preguntas de índole personal.


Me platica un poco de su ruptura matrimonial, aunque en realidad no se extiende casi nada, es un alivio; yo no pregunto de esas cosas porque no me gusta que me pregunten a mí. Es una idiotez, lo reconozco, porque, ¿Cómo empieza uno a conocerse si no es navegando aunque sea un poco, por esos temas escabrosos? Pero a mí me interesa su boca, no sus intimidades. ¡Ja!


El lugar se vacía poco a poco. El encargado, que hace las veces de mesero y cajero termina de limpiar mesas, voltear sillas, apagar luces. Está a punto de echarnos. Se acerca con la cuenta, el chico lindo la paga y me sonríe.

Se levanta de la silla, me rodea con los brazos y dice:

-Tu regalo. -Acto seguido me besa en la boca y me abraza con fuerza. Y lo beso y me encanta.


Damos 15 pasos hacia la salida, nos detenemos de nuevo a besarnos. Lo hacemos en cada cuadra, en cada esquina, bajo cada farol que encontramos mientras caminamos de regreso a mi oficina.


Eso, como noviecitos de secundaria. Con sus brazos me atrapa, me arrincona contra  un árbol y me besa. En algún momento me siento en ebullición porque mi beso de respuesta va acompañado de una mordida suavecita, de las que se me escapan cuando la boca de alguien –y sobre todo sus besos – me gusta  mucho. En la punta de la lengua tengo el sabor como de óxido y de olvido que tiene la sangre. Le hice daño y me siento muy apenada. Bueno, muy no, pero algo, si. El se ríe, me separa de su boca, se busca la herida con la lengua y me besa de nuevo.


Me acompaña de regreso hasta la puerta de mi oficina, otro beso largo. Estamos muy cerca de la despedida que trato de alargar con mi boca. Llevamos un rato así, en la noche apenas despuntando, besándonos como a escondidas, frente a la puerta del lugar donde trabajo.


La vecina llega con su coche, se baja a abrir el portón, me extermina con los ojos. Yo sigo en el delirio, abro los ojos, me encuentro con esa mirada casi furiosa que parece decir: Garlopa, Zorra, Casquivana. Yo le sonrío con toda la generosidad de mi ser. Me encantaria decirle también “¿A poco a usted no la besan así?”

El chico lindo hace un gran esfuerzo para apartarse de mi boca, me recorre el cuello con los dedos en una caricia casi malintencionada, se acerca a mi oreja, me mordisquea un poco y cuando logra sacarme un gemido ronco me dice:

-Espero verte pronto, una de estas noches.


Gira y se aleja sin voltear la cabeza. Yo apoyada en la puerta suspiro.

Es muy lindo. Muy.

4 comentarios:

  1. aaah!!! ese es nuevo!!!!

    Que recuerdos vienen a mi memoria con este post y que curiosidad.

    No es machín, ni patan ni sencillito y carismatico sino muy muy lindo. iiiuuuuu

    Saludos

    ResponderEliminar
  2. No se si me estoy proyectando pero hay chicos que no más los agarras en sus 5 minutos y son HERMOSOS, el cielo en la tierra; pero los siguientes 10 son machín patanes 100%. El fin pasado me tocarón los segundos 10min :( Gracias por compartir Maja! :)

    ResponderEliminar
  3. HOLA

    Y si señora maja. Muy linda le quedo la publicacion. Y me adhiero al cometario de la Sofi selegne con la palabra CARISMATICO. Me gusto mucho esta publicacion eh...

    Y yo no soy duro con vos. Para nada. Y yo intuyo que eres un bombon como dices, pero ¿Como hacemos si no de deja ver usted?

    Me quedo imaginandola.

    BESOS

    STAROSTA
    (UN PRODUCTO DE TU IMAGINACION)

    ResponderEliminar
  4. @Sof: Es nuevo y muy lindo.
    @Marluz: Ojalá que no me toquen esos 10 minutos de los que hablas.
    @Starosta: Ud. imagine que siempre es más divertido. ; )

    Un abrazo! Gracias pos pasar

    ResponderEliminar